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Mamirami: Niños y Animales: La experiencia de nuestros lectores.

lunes, 30 de septiembre de 2013

Niños y Animales: La experiencia de nuestros lectores.

Si quieres leer el post sobre los beneficios de la convivencia entre niños y mascotas puedes pinchar aquí.


Niños y Mascotas: La experiencia de nuestros lectores.


Yo tengo una mezcla de chihuahua con algo más de tres años, y era el bebé de la casa antes de que llegara V. Me daba miedo, sobretodo porque todo el mundo te dice que vayas con cuidado, que tendrá celos, que los gérmenes, que los pelos... Es muy triste porque conozco más de un caso en el que cuando llega el bebé el perro se regala :(

Yo hice caso a una amiga que me dijo que del hospital trajéramos ropita y un pañal antes de venir yo, y como mi suegra estaba en casa lo hizo. El perro lo olió sin problemas, cuando llegamos nosotros, además de que estaba súper contento de vernos después de tres días, no hizo nada raro, olió a la niña y la ignoró completamente. 

Y eso es lo que hizo sus primeros meses de vida, la olía de lejos y poco más. Cuando la niña empezó a gatear, él aprendió a huír de ella, porque ya algún que otro tirón de pelo se había llevado, y lo mejor es que ella desde siempre se ha partido de risa al verle. Aquí te dejo un vídeo, la niña tenía 7 o 8 meses, creo que aprendió a gatear gracias a querer coger al perro :)


Tiene sus inconvenientes claro, hay que sacar al perro -y a la niña- y no es fácil ir con carrito y perro, no puedes entrar a los parques de bebés con el perro, ni me gusta estar en pipicanes con la niña, tampoco puedes pararte tan tranquilamente a tomar algo, y si te tienes que sacar la teta te suelen faltar manos (yo he ido por la calle con el tonga y una mano agarrando a la niña y empujando el cochecito y la otra con la correa de dos perros y es un poco show, sobretodo cuando llega el momento de buscar las llaves y entrar al portal.

También hay momentos que lo mataría, cuando la niña se acaba de dormir y de repente el perro entra en modo chihuhua from hell, ladrando como loca porque ha llamado el cartero al porterillo.
Pero la valoración al final es positiva. A mi me dan mucha paz, ahora además estamos cuidando a un perrito por vacaciones y es súper amoroso con la niña, la llena de lametones y deja que ella esté sentada apoyada encima de él jugando, y a ella le pirra darle comida.



El baby-led weaning con perros es mucho más fácil, te ayudan con las sobras, actúan como aspiradora y hasta te limpian a la niña si te apuras y no te la llevas a tiempo.

Y ella aprende a crecer con respeto y amor por lo animales, y sin miedo a los perros. 


Además de que he leído varias veces que los animales de compañía ayudan a reforzar el sistema inmunitario de los bebés!

Más ventajas: Cuando vamos a casa de gente con perros no les tiene miedo y se queda don ellos tranquilamente jugando y,  no quiere más comida,  ¡Ya sabe lo que tiene que hacer con ella!





Antes de que naciera Diego yo ya tenía una gatita, Nana. Por lo que Diego "se ha criado" con animales desde que nació. Creo que es una experiencia muy positiva porque aprenden a convivir con ellos y a respetarlos.


La experiencia es fantástica, pero también es cierto, que hay que vigilarles mucho, porque tienden a agobiarles... Son niños.

Mis padres el verano pasado compraron un perro (en nuestra casa siempre gatos), un cachorro Bichón Maltés. Bueno, bueno, bueno... Son como Zipi Zape, juegan que no veas. Cuando mis padres se van de vacaciones, el niño (que ya tiene seis años) pregunta por Zuri, el perro, y dice que tiene ganas de verle. Le quiere muchísimo, le adora... Es su AMIGO. Su compañero de juegos cuando está con él.

También es cierto que le "joroba" bastante, le achucha, le estruja, le hace unas perrerías que pa qué. Pero es un gusto verles juntos.







Sasha Mont

Nosotros tenemos un gato bastante joven, a día de hoy, tiene 4 años. Ya embarazada me decían: "¿y qué vas a hacer con el gato?" Lo típico, vamos.

Al nacer la niña, la pregunta volvía a estar en el aire. Al principio, esperamos su reacción, pero ni bufaba ni nada. Más bien, la esquivaba. Después comenzó a acercarse, a olisquearla, a intentar meterse en el moisés. 

Con nuestra actitud, le indicábamos que había que tener cuidado con eso "nuevo y extraño" que había en casa. Para ello, le prohibimos meterse en el moisés, o que se subiera al cambiador, pero siempre de manera cariñosa. Dejábamos que olisqueara a la niña (siempre con nosotros delante). Una vez, incluso, le arañó un poco, pero no pasó nada.

Le prohibimos durante los primeros meses que entrara a nuestra habitación por la noche, ya que le podía más el deseo de meterse en el moisés que cualquier otra cosa. Ahora que ya hemos cambiado a la niña a la cuna, ya le dejamos entrar: la niña, con 5 meses, es un pelín más grande, además, a veces nos quedamos las dos dormidas en la cama en una de esas tomas nocturnas, así que más fácil aún. No obstante, ayer por la noche me encontré al gato, a la niña en medio, y luego yo. El padre estaba al otro lado. Los 4 en la cama y sin ningún problema.

De hecho, ahora mismo la niña está dormida y el gato está a su lado (yo vigilando, no nos terminamos de fiar del todo).

La niña es pequeña y aún no se ha fijado mucho en él. Alguna vez le sigue con la mirada, pero pocas, eso sí, sin querer, ya le ha soltado algún manotazo al gato. Al gato le ha dado igual.

En fin, que esa es mi breve experiencia de 5 meses :)


Adriana Garcia

Mi pequeñaja con 3 días de vida ya estaba con perros, ellos la protegen.



1 comentarios:

A las 2 de octubre de 2013, 17:40 , Blogger Unknown ha dicho...

Te pregunté el mail para enviarte mi experiencia y al final se me pasó. Y mira que dejaste tiempo. No tengo remedio.
Nosotros tenemos un perrillo de 5 años. Siempre ha sido nuestro "niño mimado" y mucha gente nos decia que tendría celos. Pero no ha sido así. El perro se ha adaptado muy bien. Obviamente lo ha notado, porque ya no podemos dedicarle tanto tiempo como antes a jugar. Al principio ignoraba al bebé, pero a medida que el peque ha ido creciendo ha pasado por fases de curiosidad, cautela y ahora que el niño ya tiene un año empiezan a buscarse el uno al otro para jugar, aunque con precaución por algún que otro tirón de pelo que se ha llevado. No tengo duda que serán los mejores amigos.
Un abrazo!

 

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